viernes, 2 de octubre de 2020

 UNA VISITA REAL AL PANTANO DEL CHORRO



(Entrada IV)

 

Alfonso XIII visita el Pantano y colocación de la última piedra.

 


 

Estación de Gobantes, nueve de la mañana del sábado 21 de mayo de 1921, el día ha amanecido muy nublado y la lluvia hace acto de presencia esporádicamente. Las autoridades que han llegado en convoy especial desde Málaga llevan rato esperando al tren real, trae retraso. Aguantan estoicamente las arrecidas del mal tiempo que se ha presentado esta mañana primaveral, por otro lado raro, tanto mal tiempo en estas fechas. Las casas y los establecimientos públicos y cafés cercanos a la estación se encuentran adornados con flores y plantas, banderitas y mensajes patrióticos. Allí, en los andenes, esperan los regantes del Sindicato Agrícola del Guadalhorce y los invitados a este viaje por tierras del norte de la provincia de Málaga, entre ellos está el alcalde de Málaga Francisco García, el gobernador civil Sr. Salas, el marqués de Larios, el diputado Luis de Armiñán, el obispo de la diócesis Manuel González, el marqués de Sotomayor y el propio Rafael Benjumea, verdadero artífice de estos actos, así como la Banda Municipal de Málaga.


21 de mayo de 1921. Autoridades e invitados esperan al Rey en la estación de Gobantes.

Cerca de los andenes y aparcados en un segundo plano de la estación, se encuentran los vehículos estacionados que han llegado desde Málaga y que han de llevar al Rey, a Benjumea y a parte de la comitiva a la cola del pantano para el recorrido previsto.

A las doce de la mañana apareció, por fin, el tren real. Trae un retraso de unas dos horas sobre el horario previsto. Este retraso se debió a la rotura de una biela en la máquina del expreso ascendente Sevilla-Madrid a la altura de la estación de Vilches[1].

La máquina viene adornada con banderolas y guirnaldas. Tras unos minutos de emocionante silencio la Banda Municipal vibró majestuosa interpretando los sones de la Marcha Real, al acabar la orquesta se dejó sentir la poderosa voz del diputado Luis de Armiñán al gritar: ¡Viva el Rey!

Tríptico de invitación a los actos que se desarrollarían en El Chorro con la visita de Alfonso XIII. Esta era la invitación del alcalde de Málaga Francisco García Almendros. A.M.M.



Es grande el entusiasmo mostrado por los presentes que aguardaban al Rey. Los vítores y las ovaciones resonaba en el espacio. El júbilo invadía a todos y en esa felicidad se unían personalidades y el numeroso público que se había dado cita en la estación de Gobantes esa mañana.

Asoma el Monarca a la puerta del coche real, desciende del tren y seguidamente lo hacen sus acompañantes: el ministro de Fomento Juan Lacierva, el marqués de Viana, el de Villaviciosa y el de Torrenueva de Foronda, Jorge Silvela, el anterior ministro de Fomento Emilio Ortuño, el ingeniero de Caminos Rodolfo Gelabert, periodistas y fotógrafos de Madrid.


En la estación esperan las autoridades e invitados acompañados de la banda de música.

Los bares y cantinas de Gobantes se han decorado en honor del ilustre visitante. Foto: Noticias de Álora.

Después de los saludos de rigor, el Rey es conducido a los automóviles que aguardan al lado del edificio de la estación para partir en dirección a la cola del pantano por la carretera de Ardales. De Gobantes pasan por Peñarrubia y se dirigen a la cola del pantano. Poco antes de llegar a Ardales y cerca del Cerro de la Grajera, en una playa que forma aquí el embalse se ha improvisado un embarcadero, aquí esperan las barcas gasolineras para trasladar a los visitantes a la presa del embalse. Navegan por los más de cinco kilómetros que tiene en esos momentos el agua embalsada y tras la travesía, en la que no ha dejado de llover, arriban en la orilla norte del embalse, cerca del rebasadero y de la casita que Benjumea mandó construir a modo de cantina y economato[2] para los trabajadores del pantano. Desde este punto, la comitiva dirige sus pasos en dirección de la Casa de Administración, que aunque este edificio tiene embarcadero propio, los organizadores han querido traer al Monarca hasta este sitio de la presa para hacer el recorrido a pie y conocer toda esta parte del embalse. Por encima de la Casa de Administración se ha levantado una gran carpa para dar cabida a los numerosos invitados a estos actos, han llegado desde la zona del desembarco por un camino que transcurre por la orilla izquierda, aunque los organizadores se han esmerado en limpiar, adornar y adecuar lo mejor posible para el paso de Su Majestad y sus ilustres acompañantes, la pertinaz lluvia ha convertido casi en un barrizal todo el trayecto.


Alfonso XIII a su llegada a la estación de Gobantes saluda a las autoridades que le aguardaban.


En los alrededores de la carpa montada al efecto de dar cabida a todos los asistentes ya esperan las personas que no han podido acompañar al Monarca y a su séquito. A estos no les ha quedado más remedio que retroceder desde la estación de Gobantes por las vías del tren hasta el apartadero del Coscojal utilizando unos trenes especiales que la compañía de los Andaluces a dispuesto para la ocasión y facilitar el transporte al resto de visitantes. Estos se apean en El Coscojal, allí les espera una especie de trenecito eléctrico o tranvía con varias vagonetas que los operarios llaman "zorrillas" para trasladarlos desde el apartadero al pie de la presa del pantano. Para ello cruzan el puente sobre el río Guadalhorce, al que ya se le ha unido por su derecha el Guadalteba, este puente se llama de la Junta de los Ríos o Puente de los Tres Ríos, porque en él confluyen aparte de los dos ríos expresados anteriormente, el Turón, o lo que deja pasar la presa del pantano, cuya presa está construida sobre el lecho de este último. El recorrido a bordo de este tranvía eléctrico es una delicia, pasa desde la salida del el Coscojal por la orilla izquierda del embalse del Gaitanejo, cruza el mencionado Puente de la Junta de los Ríos, gira a la izquierda, dejando a su derecha las vías que conducen a la cantera donde se ha extraído la mayoría de los bloques de piedra y sillares para la construcción de la presa. Al cruzar este puente y en la parte alta de la pared que delimita las dos direcciones que hemos comentada hay un gran letrero, sobre una flecha con dirección a la izquierda en que se puede leer: "AL PANTANO". El trenecito, pues, gira a la izquierda en la dirección que indica la flecha y el rótulo. El paisaje  que se ofrece a los visitantes es sorprendente, aparte de mostrar en todo su esplendor la cola del nuevo embalse del Gaitanejo, construido poco antes de la presa del pantano del Chorro es impresionante, como a la altura por donde discurre el tranvía eléctrico, este se desliza entre la pared, cortada a pico y donde se ha excavado una plataforma para dar paso a los pequeños convoyes con materiales desde el Coscojal y de las canteras a la presa del pantano y el barranco sobre la superficie de la cola del embalse del Gaitanejo. Tras atravesar unas bóvedas soportadas por unas columnas, de bella factura que parecen aguantar la montaña, se dejan ver los tajos de la vertiente opuesta, en ellos se aprecian varias viviendas de los obreros y lugareños que han aprovechado algunas cuevas y abrigos, abiertas en estos tajos para establecer sus precarios habitáculos, cuyas fachadas resaltan a la vista el color blanco y contrastan con el color oscuro de la roca arenisca donde están situadas. Los viajeros se apean en el puente que cruza el arroyo de la Moneda, y por un camino que sale de este puente remontan a la presa del pantano, cuando llegan a la coronación se quedan embelesados al contemplar el paisaje de un lago rodeado de montañas que a más de uno se le antoja que están en la propia Suiza. A la derecha, al fondo, sobre un cerro ven la carpa que se ha levantado para el acto, un poco más abajo sobresale la bonita casa de la Administración. Por un camino que bordea la orilla norte del embalse con un piso muy embarrado pese a los cuidados que los operarios han puesto en su acondicionamiento, pero que la incesante lluvia no ha dejado de encharcar todo el recorrido. El panorama que se va ofreciendo a los ojos de los visitantes cada vez sorprende más y más. En esta parte de la montaña y lo mismo que en las verticales paredes que existen cerca de la presa, aguas abajo y cola del Gaitanejo, en las verticales rocas se abren unos abrigos y cuevas en sitios inverosímiles que también sirven de viviendas a los obreros.


La lluvia, que no ha dejado de persistir durante toda la mañana, aún con cortos intervalos de escampada, arreciaba por momentos. Sobre las cumbres de las montañas de alrededor se anclan unas nubes grises, oscuras, que siguen anunciando la pertinaz lluvia que los visitantes aguantan estoicamente. Ante el lago que forma el embalse, que semeja a uno suizo y coronando un cerro tras la Casa de Administración se ve la carpa dispuesta para el almuerzo.

Ya toda la comitiva se ha reunido en torno al Monarca que ya se acomoda en la carpa montada exprofeso para dar cabida a todos los invitados. Antes por el camino de la Casa de Administración y bajo la lluvia torrencial que cae en esos momentos don Alfonso va oyendo las explicaciones que Benjumea le va dando amparados bajo el mismo paraguas del ingeniero creador de esta colosal obra.

Por el camino van oyendo los vítores que los obreros, campesinos y gente venidos de las poblaciones cercanas, que no han querido perderse la ocasión de ver al rey en persona, le lanzan al paso de la comitiva:

—¡Viva Alfonso XII! —Grita un obrero, lleno de entusiasmo y apasionamiento.

—XIII, Alfonso XIII —Le rectifica el monarca jovial, que sonríe a Benjumea ante la ocurrencia del obrero.

Y otro, que parece no ser menos que el anterior grita:

—¡Viva don Rafael Benjumeda! —A lo que el ingeniero le corrige:

—Benjumea, Rafael Benjumea. E ingeniero y monarca se cruzan una mirada cómplice y divertida al terminar esta expresión de júbilo por parte de los obreros asistentes.

Han llegado ya a la casa de Administración, en ella Benjumea describe y muestra los planos y demás documentos utilizados para la construcción de semejante obra, el rey queda maravillado con las explicaciones del ingeniero y se congratula del excelente resultado de ellas.

Cuando el rey hubo conocido con todo detalle la obra realizada y la de los canales, aún por construir, para llevar el liquido elemento a toda la cuenca baja del Guadalhorce y que arrancaran desde El Chorro para regar toda esta vasta superficie.

Desde la casa de Administración suben hasta el cerro donde se ha instalado la gran carpa para acoger a todos los invitados. Tomó asiento en la mesa presidencial el rey. A su derecha se sentó el ministro de Fomento Lacierva y a su izquierda el obispo de Málaga Manuel González, seguidos a ambos lados por las altas personalidades que acompañaban al Rey a este acto.

En otras mesas, hasta el número de nueve, tomaron asiento más de doscientos comensales, personalidades representativas de los más altos cargos de la capital de la provincia, autoridades de toda naturaleza, periodistas, escritores y fotógrafos de revistas y diarios de Málaga y Madrid. Acto seguido se arregló el almuerzo servido por la casa Tournié de Madrid que fue de lo más exquisito. El menú estuvo compuesto por capones asados; ensalada mimosa, crema de potaje St. Germain, bomba helada Puerto Rico, pastel de naranja, torta al chéster y numerosas viandas más.



[1] La Libertad, Madrid 22.05.1921

[2] A día de hoy la Cantina sigue funcionando como bar y restaurante.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

 

UNA VISITA REAL AL PANTANO DEL CHORRO

(Entrada III)


El Pantano del Chorro


 

 

Desde 1865 funcionaba el ferrocarril de Córdoba a Málaga. En el tramo de Bobadilla a Álora, la línea férrea atravesaba 16 túneles de los cuales seis horadaban el impresionante desfiladero de los Gaitanes entre las estaciones de Gobantes y El Chorro. Esto supuso un gran avance en las comunicaciones al conectar Málaga y su puerto marítimo con la rica campiña cordobesa y las minas de carbón de Belmez y Espiel, así como el resto de España.

 Más tarde, en 1901, sobre un proyecto inicial del ingeniero de Caminos Leopoldo Werner y Martínez del Campo se decidió llevar a cabo el aprovechamiento de un desnivel existente entre la entrada del río Guadalhorce por el norte al Desfiladero de los Gaitanes y su salida por el sur, para crear la que sería una de las primeras centrales hidroeléctricas de España. Esta central se terminó en 1904 llevando a Málaga el suministro eléctrico que paliaba la escasez de energía que proporcionaban las centrales térmicas existentes hasta la fecha[1].


Autoridades presentes en la inauguración de las obras.
Foto: Archivo Díaz de Escovar. L.U.I 10.01.1915

Este desnivel de cerca de 100 metros, sería aprovechado para traer las aguas desde el Gaitanejo, mediante un canal de 4 kilómetros y a través de todo el desfiladero para precipitarse más tarde, mediante unas tuberías a presión[2], sobre la central eléctrica que ocupaba los terrenos del antiguo molino dónde se instalaron tres grupos de energía eléctrica. Este complejo pasaría a llamarse “Salto del Chorro”. El acueducto que cruza el desfiladero de parte a parte, es la nota más característica del paisaje. Se realizó en 1903 y se debe a Eugenio Ribera, un ingeniero muy admirado por Rafael Benjumea. Fue uno de los primeros puentes realizados con hormigón armado en España, se le dotó de una armadura rígida con objeto de evitar la cimbra[3].



Los obreros perforan taladros en la roca donde introducen los barrenos que harán explotar más tarde como inicio de las obras del Pantano del Chorro
Foto: Archivo Díaz de Escovar.


Como antecedente de la construcción del pantano del Chorro y a consecuencia de las inundaciones de 1907 se crea en Málaga la llamada “División Hidráulica del Sur”. Rafael Benjumea concibió entonces un  proyecto de más altas miras: se trataba de la construcción de un pantano en el río Turón, afluente del Guadalhorce con el fin de fertilizar mediante canales de regadío todo el valle inferior del río. El proyecto inicial fue de Giménez Lombardo y se redactó en agosto de 1913 al amparo de la Ley de Auxilios para Obras Hidráulicas de Julio de 1911. Después de muchas vicisitudes se aprobó el proyecto del Pantano del Chorro en el río Turón por R.O. de 20 de agosto de 1914. Se creó una Junta de Obras que administrase los fondos mixtos, estatales y de los usuarios. Rafael Benjumea Burín quedaba nombrado Ingeniero Director.

Las obras comenzaron en otoño de 1914 y a la inauguración de las mismas acudieron acompañando al ingeniero Rafael Benjumea el ministro de Fomento Javier Ugarte Pagés, el jefe de la Guardia Civil de Málaga señor Porcel, y los periodistas que cubrieron el evento, los señores Navas, Platero y Viana Cárdenas. Los obreros introdujeron unas cargas de explosivos en los barrenos previamente horadados en la roca, haciéndolos estallar momentos después; con esta deflagración se dieron inicio a la obras sirviendo estas explosiones como arranque de las obras del pantano del Chorro.



Primera voladura de rocas en la cerrada donde se construirá la presa del Pantano del Chorro.

Después de las vicisitudes políticas acaecidas en España, en Europa, con la Segunda Guerra Mundial, con las restricciones  de materiales y la escasez de otros productos necesarios para los trabajos, las huelgas y los retrasos en el desarrollo normal de las obras -reducción de la jornada laboral de ocho horas de lunes a sábados incluidas-, y tras siete años de trabajos en el río Turón, cerca de la confluencia de los ríos Guadalhorce y Guadalteba, se levantó la presa del pantano del Chorro, con una capacidad de 80 millones de metros cúbicos de agua, dando por terminadas las obras cuyo colofón lo puso el rey Alfonso XIII con la colocación de la última piedra en la presa.


[1] La central hidroeléctrica del Chorro, en "Un paseo con imágenes por la historia del desfiladero de los Gaitanes", Clemente González, Editorial Ediciones del Genal, Málaga 2015

[2] Los restos de estos tubos, aún se pueden ver, cerca del chalet de Benjumea.

[3] Un redactor de la revista “La Época” narra de la siguiente forma la terminación de las obras con la visita de las autoridades y los artífices de esta: “Los expedicionarios se trasladaron en tren especial al lugar dónde está situada la fábrica. En la entrada del túnel llamado del Chorro, se detuvo el convoy y a pie siguieron los excursionistas hasta el depósito dónde se reciben las aguas del canal. Allí se bendijeron las obras repitiéndose después la ceremonia en la fábrica. La Compañía Hidroeléctrica ha a provechado un desnivel en las aguas del Guadalhorce en el sitio llamado del Gaitán. Allí está la presa, que tiene 19 metros de longitud por siete de altura media. El canal tiene una longitud de 3280 metros de os cuales hay 1200 metros a cielo abierto. El salto tiene 98 metros de altura”.

domingo, 20 de septiembre de 2020

 UNA VISITA REAL AL PANTANO DEL CHORRO (Entrada II)


INTRODUCIÓN 



 

Mucho se ha escrito, y especulado, sobre la visita del rey Alfonso XIII a la inauguración o colocación de la última piedra, como colofón, a la terminación de las obras de la presa del pantano del Chorro, conocido desde 1953 como embalse del Conde de Guadalhorce y su posterior paso por los Balconcillos de los Gaitanes, los hoy conocidos mundialmente como Camino del rey.

Se han dicho verdaderas barbaridades a este respecto, desde "...una obra efectuada a principios del siglo pasado por capricho del rey Alfonso XIII"[1] o "Cuentan que fue construido para que el rey Alfonso XII (sic), visitara las obras del pantano del Conde de Guadalhorce"[2]. También: "Fue construido a principios de siglo para que visitara el paraje el entonces rey de España Alfonso XII (sic)".[3] Otra: "Se trata de una pasarela adosada a estas paredes que se construyó expresamente para que Alfonso XIII pudiera visitar las instalaciones de la presa del Conde de Guadalhorce cuando acudió a inaugurarlas..."[4].  Pero quizás la que llama más poderosamente la atención, por extravagante, es sin duda la que afirma: "El caminito del rey es un enclave natural de gran belleza, que fue inaugurado en 1921 con motivo de la visita del rey Alfonso XIII a la central Eléctrica del Chorro. Un itinerario que realizó a caballo"[5].

Hay muchas más referencias escritas y publicadas, pero por no insistir más en este asunto, valgan estas "perlas" que hemos visto como muestra.

Dicho lo anterior, aún hoy, que ya se ha escrito, divulgado y difundido mucha información, quedan lagunas de como fue el viaje de Alfonso XIII a estos parajes del pantano y del Chorro, ya que la investigación exhaustiva en archivos, bibliotecas y hemerotecas no paran de revelarnos nuevos datos.

Aquí trataremos de relatar todo el recorrido que hizo el Monarca desde que llegó a Gobantes procedente de Madrid, vía Córdoba, el embarque en la cola del embalse a la Casa de Administración donde se le ofreció un almuerzo, vuelta a embarcar con destino a la presa, recorrido de esta, colocación de la última piedra, bajada hasta la cola del pantano del Gaitanejo, presa del Gaitanejo y por los Balconcillos hasta la Cueva del Toro y desde este sitio, tras cruzar el puente del mismo nombre, en ferrocarril al Chorro, casa de Benjumea, visita a la Central Hidroeléctrica Salto del Chorro, colocación de la primera piedra de los canales de regadío del bajo Guadalhorce hasta que subió de nuevo en el tren en la estación del Chorro con destino a Pizarra, al palacio de los condes de Puerto Hermoso donde pasarían la noche, para reanudar viaje al día siguiente a Málaga.

La obra del pantano del Chorro, proyecto del ingeniero de Caminos Rafael Benjumea, demandaba que una alta personalidad inaugurara su magnífica obra y que más alta personalidad que el rey Alfonso XIII, acompañado del ministro de Fomento Juan de la Cierva para llevar la riqueza de las aguas a los regadíos del bajo Guadalhorce, por medio de los canales cuya primera piedra de construcción colocó el Monarca en El Chorro.



[1] Alfredo Merino, 2010 "Cien clásicas de España, (Escaladas imprescindibles)" Ediciones Desnivel, Madrid.

[2] Revista "Málaga" Área de Juventud del Excmo. Ayuntamiento de Málaga, 1997

[3] La Opinión de Málaga, 29 de mayo de 2002

[4] Diario SUR, 20 de enero de 2012.

[5] Málaga Hoy, 9 de enero de 2010

sábado, 19 de septiembre de 2020

 UNA VISITA REAL AL PANTANO DEL CHORRO (Entrada I)


PRÓLOGO

 


Meses atrás, un buen amigo mío de Ardales, publicaba en una página de las redes sociales que administra, su satisfacción al resolver una de las dudas que tanto a él como a mí mismo nos preocupaba desde hacía mucho tiempo con respecto a un episodio de la historia del Camino del Rey. Se trataba —por fin—, de saber exactamente si el rey Alfonso XIII, tras su visita de la colocación de la última piedra, y firmar el acta de terminación de las obras de la presa del embalse entonces llamado Pantano del Chorro, hoy Conde de Guadalhorce, recorrió todo el camino de los Balconcillos. Él siempre defendió que el Monarca no pasó toda la travesía del Desfiladero de los Gaitanes, aludía a que aquel 21 de Mayo de 1921 fue muy lluvioso y que la parte terriza de la zona del Hoyo estaría totalmente embarrada, desistiendo la comitiva real de seguir la senda marcada y subirse al tren en el apeadero del puente de la Cueva del Toro para seguir camino hacia El Chorro. Yo siempre le argumentaba que Rafael Benjumea no dejaría pasar la ocasión de asombrar al Rey, aún más si cabe, al mostrarle el impresionante paisaje que se vislumbra desde el puente-acueducto de Ribera, desfiladero abajo, en los tajos de los Gaitanes. Además, lo del terreno embarrado no me convencía mucho ya que la comitiva se "hartó" de pisar charcos y barro al recorrer toda la coronación de la presa y un poco más no iba a servir de excusa y perderse el soberbio paisaje desde el puente de los Gaitanes que sin duda, al ingeniero responsable de estas obras, le hubiera encantado enseñarle al Rey. Así que la argumentación de mi amigo no me cuadraba mucho, tendría que haber otros motivos ¿Cómo  iba a dejar pasar semejante oportunidad, el "Ingeniero poeta", de sorprender al Soberano?

El Archivo Municipal de Málaga, cerró el mes de mayo de 2016 de publicaciones en su página de las redes sociales, con la imagen de una tarjeta-tríptico de invitación, que 95 años atrás, se editó para las autoridades malagueñas en su visita a la zona y acompañamiento a Alfonso XIII en su visita al Pantano del Chorro. En uno de los puntos del programa, exactamente el octavo, dice: "Visita a "El Chorro"; tren en la Cueva del Toro". Esta es la prueba irrefutable que buscaba mi amigo para asentar su tesis y demostrar que el Rey no cruzó todo el Desfiladero de los Gaitanes por los entonces llamados "Balconcillos". Pero claro, esto no justificaba el estado de enfangamiento del camino del Hoyo hasta el siguiente tramo de esos Balconcillos, el más alto, grandioso y atrevido de todo el desfiladero, pues la tarjeta de invitación estaría impresa no días antes, sino semanas, y poco podrían saber los autores de la misma las condiciones meteorológicas que haría aquél 21 de mayo.

Ante esto me puse inmediatamente a corroborar este extremo; investigue en los diferentes archivos de Málaga y revise decenas de periódicos y revistas de la época en las hemerotecas. Pero nada me hacía ratificar lo que anunciaba aquél tríptico. Si es verdad, que de todas las excursiones realizadas a la zona después de la visita real, solo hablaban de los balconcillos de la zona del Gaitanejo, todas acababan con una foto en el puente de la Cueva del Toro, misteriosamente nunca se mostraban imágenes más allá de este lugar, si acaso alguna foto del desarenador de este sitio.

Después de Alfonso XIII fueron muchas las personalidades que visitaron estos maravillosos parajes hasta este mismo puente. En ese lugar se fotografiaron el ministro de Instrucción Pública Francisco Bergamín en 1923, unos marinos norteamericanos invitados por el Ayuntamiento de Málaga en 1924, el presidente del gobierno Primo de Rivera en Julio de 1924 , el subsecretario de Fomento general Vives también en 1924, las personalidades italianas que inauguraron el cable Anzio-Málaga-Nueva York, invitados por el gobernador, general Cano en 1925, los miembros de la Sociedad Excursionista de Málaga, estos en numerosas ocasiones. Todas estas excursiones y visitas tienen el denominador común de hacerse muchas fotos de estos lugares, pero nunca más allá del puente de la Cueva del Toro.

Otro detalle que durante muchos años estuve viendo al recorrer estas pasarelas, pero que no me llamó especialmente la atención —hasta ahora—, era la construcción de este primer tramo de los Balconcillos. De todos es sabido del gusto arquitectónico tan exquisito que tenía Rafael Benjumea y esto lo demostró en la propia construcción de la presa del pantano del Chorro y en la presa y central del Gaitanejo, única en Europa entonces de este tipo. No en vano le apodaron el "Ingeniero Poeta", por eso construyó e ideo las pasarelas del Camino del Rey dotándolas en este primer tramo de unos bonitos arcos de forja de medio punto anclados en los propios pilares de la pasarela y embutidos en la roca respectivamente (hoy desaparecidos casi en su totalidad) cosa que en el tramo del tajo de los Gaitanes, el más grandioso de todos, estos arcos nunca existieron.

Pero lo que realmente me llamó poderosamente la atención fueron dos fotos de Otto Wunderlich, ambas están fechadas en 1923, la primera esta realizada desde la vía del tren a la altura del puente de la Cueva del Toro y muestra el Camino del Rey en los tajos del Gaitanejo, y la siguiente está hecha desde el puente de la Falla Grande en las mismas vías del tren, esta fotografía presenta una imagen del puente-acueducto de Ribera durante los trabajos de reparación después de que un gran bloque se desprendiera de la parte alta del tajo y lo destrozara en noviembre de 1923, dejando a Málaga varios meses sin energía eléctrica, en la imagen se ven los cables (de tan triste recuerdo) que tendieron, a modo de cabestrante para llevar los diferentes materiales desde las vías del ferrocarril hasta el propio puente, pero ni rastro de balconcillos ni pasarelas alguna. Difícilmente podría pasar el Monarca por este sitio.

Siguen las visitas al Desfiladero de los Gaitanes, pero siempre partiendo desde el Gaitanejo, se siguen publicando fotos de estos lugares, casi siempre son las mismas, hasta que me topé con una publicación de la Sociedad Excursionista de Málaga, que trataba de una excursión llevada a cabo el domingo 28 de abril de 1929 por algunos de sus socios. Aquí se ve por primera vez (al menos yo no lo he visto antes) la primera foto de los Balconcillos en la zona de los Gaitanes, poco antes del puente de Ribera; antes, el año anterior, en una crónica publicada en la revista Nuevo Mundo de 22 de junio de 1928 por J. Manuel Prado López dice entre otras cosas "...pero entonces el humano empeño tiende entre los dos Gaitanes vecinos un férreo brazo y el caminillo valiente salta sobre él, gozoso de burlar la sima y prosigue su quebrado curioseo". Es la primera vez que se habla de este puente por excursionistas que lo visitan a pie, pues antes de los Balconcillos este recorrido se hacía en unos botes de vigilancia que navegaban por el propio canal.

Esto, unido a que el general Miguel Primo de Rivera hace ministro de Fomento a Rafael Benjumea en 1926 y en consecuencia deja su trabajo como ingeniero jefe en El Chorro, hace suponer que la segunda parte del recorrido de los Balconcillos se llevan a cabo bajo la dirección de otra persona y al menos cinco años después de la visita real, de ahí el contraste entre el primer tramo y el segundo de los Balconcillos de los Gaitanes.

Así que mi amigo tenía toda la razón del mundo, lo reconozco: el rey Alfonso XIII jamás recorrió todo el Desfiladero de los Gaitanes, pero no por las fuertes lluvias caídas y el intenso barrizal que habría ese 21 de mayo de 1921, no: el Rey no recorrió todo el camino porque sencillamente: ¡La segunda parte del Camino del Rey no existía!

CGS

Primavera de 2017

 

 

Puente de Ribera desde el viaducto de la Falla Grande en los Gaitanes. Obras de reparación. del puente - acueducto el mismo año, en la cual no se aprecia ninguna pasarela o camino en la Falla Chica, cerca del puente. (Foto: Otto Wunderlinch, 1923)



 


En esta nueva entrada pondré algunos capítulos de mi libro:

 "UNA VISITA REAL AL PANTANO DEL CHORRO



Portada del libro.


Portada del libro editado por Ediciones del Genal en 2017


martes, 15 de septiembre de 2020

ARDALES vs. ÁLORA

El Camino del Rey

(Capítulo y IV)




A partir de 1991 Álora reacciona ante la avalancha de turistas que visitan la zona de los embalses al otro lado del desfiladero y consigue de la Dirección General de Turismo de la Junta de Andalucía la creación de un “camping” dando comienzo las obras en febrero de ese año de la que se denominó “Villa Turística de El Chorro”, para atraer parte del turismo rural a la zona sur del desfiladero e incluso satisfacer a los escaladores que demandaban un refugio o albergue durante sus estancias en El Chorro, además de impulsar la economía de los comercios de esta barriada aloreña y que no fue inaugurado hasta 1998. 
Recorte de la la noticia publicada en SUR de 23 de febrero de 1991, mostrando la colocación de la primera piedra del futuro camping de El Chorro.

En sus campañas publicitarias Álora habla de El Chorro y sus posibilidades turístico/deportivas, de las inmensas paredes de sus montañas, de sus valles y bosques, de sus idílicos paisajes y del autentico paraíso para la práctica del alpinismo y escalada deportiva, además de promocionar el famoso Camino del Rey, y los restos históricos de las Mesas de Bobastro, que aun encontrándose estos en terrenos del vecino municipio de Ardales los incluía por la cercanía a la pedanía aloreña, muy bien comunicada por carretera y ferrocarril, hacía más asequible el acceso a estos lugares que desde el propio pueblo ardaleño que con su “Parque Ardales” cada vez es más conocida esta zona del pantano que ya la mayoría de usuarios llama por su nombre actual: Embalse del Conde de Guadalhorce, aunque en la memoria de los más veteranos perdure el de “Pantano del Chorro”. 
Noticia del primer accidente mortal en el camino del Rey. SUR de 24 de julio de 1993

Los trágicos acontecimientos ocurridos en los años 1993, 1999 y sobre todo el acaecido en 2000 dieron la voz de alarma y tuvieron una repercusión nacional e incluso internacional; ante esto y por fin, después de muchas reuniones, acuerdos de la Diputación de Málaga, Junta de Andalucía y alcaldes de los municipios afectados se decide y se acuerda la reparación del Camino del Rey, aunque en realidad no fue reparación, sino la construcción de uno nuevo por encima del antiguo. Solución que obtuvo división de opiniones, voces a favor -las más- y en contra de aquella actuación. Así se llega al feliz día del 28 de marzo de 2015 en que los primeros turistas recorren todo el moderno Camino del Rey. Al principio, tras la apertura se podía acceder desde los dos puntos opuestos del desfiladero y así, más o menos todos contentos. Pero llegó el momento de la necesidad de recorrer las pasarelas en un solo sentido, debido al alto tráfico de turistas que se cruzaban dificultando la normal visita. Era necesario hacer el recorrido en un solo sentido, pero… ¿cuál? El sentido más lógico era realizarlo de norte a sur, en sentido del descenso de las aguas del Guadalhorce, el trayecto en este sentido es en descenso lo que facilitaría y daría mayor celeridad a la visita. 
Salida del desfiladero del Gaitanejo ya con las nuevas pasarelas del Camino del Rey.

Finalmente fue este el que se adoptó y el que a día de hoy sigue vigente. El caso es que además desde el norte se recepcionaría todo el turismo en detrimento de la entrada por el sur, pues al terminar los excursionistas su recorrido, subirían a unos autobuses lanzadera que regresarían a los turistas al punto de inicio, en el pantano. Hubo voces en desacuerdo con esta resolución, pero fue la más lógica, además por fin Ardales iba a recuperar parte del protagonismo que había perdido o dejado perder de sus terrenos. Los peores parados fueron los alpinistas, pues se puede decir que perdieron una parte importantísima de su teatro de operaciones. Con la apertura al turismo del Camino del Rey, los montañeros vieron vetadas sus lícitas actividades deportivas. Paradójicamente los que habían hecho más por la publicidad, fomento de actividades y dar a conocer a medio mundo las maravillas de estos parajes se quedaron fuera de ellos, prohibiéndose por las autoridades todo tipo de actividades deportivas en todo el desfiladero. Ardales, por fin, se reivindicó y consiguió su Embalse del Conde de Guadalhorce y su “Caminito” del Rey, atrás quedó el pantano de Andrade y el del Chorro… y el Camino del Rey. ¡Al César lo que es del César!

domingo, 13 de septiembre de 2020

 ARDALES vs. ÁLORA y vv.

El Camino del rey

(Capítulo III)



En El Chorro se iba extendiendo la zona de escalada, ya no solo se escalaba en Los Castillones (Paredes frontales) si no que los alpinistas fijan sus actividades en las paredes del desfiladero, lugar muy accesible gracias a los balconcillos del Camino del Rey. Primero en los Gaitanes y en las paredes del Gaitanejo después. El pantano ya queda cerca y no es raro acudir a sus aguas a darse un chapuzón después de un día de escalada.


En la foto de la izquierda escalando en la apertura de las placas más tarde denominadas "Olimpo". Foto: Andrés Server. En la otra imagen Sebi González en los últimos largos de una vía en el desfiladero de los Gaitanes. Foto. Clemente González

 Es entonces cuando comienza a tener auge nacional e internacional el famoso desfiladero y su aéreo paso de los balconcillos, en aquel momento perfectamente conservado gracias al mantenimiento de los trabajadores de la Compañía Sevillana de Electricidad, propietaria entonces de los denominados Balconcillos y de los de la central Hidroeléctrica del Chorro. El Chorro ya suena en casi toda Europa gracias a los artículos publicados en muchas revistas nacionales e internacionales de montaña, después en guías de escalada que facilitan encuentros de escaladores de todos sitios. Las concentraciones siempre se hacían en la estación de El Chorro, lugar de más fácil acceso a las paredes y al Camino del Rey.
La prensa recoge la celebración del "II Encuentro de Escaladores del Sur de España", encuentro que tuvo una gran repercusión en toda España.

 A finales de los años 70 o primeros de los 80 se desencadena el “fenómeno” de lo que más tarde se conocería como “turismo rural”. En esos momentos es cuando Ardales reacciona y pone en función su territorio municipal de la orilla sureste del embalse Conde de Guadalhorce, entonces en manos del IARA, que cede al ayuntamiento ardaleño la administración del “Parque Recreativo de El Chorro”[1] (más tarde llamado “Parque Ardales[2]” gestionado entonces por el desaparecido Instituto); las ruinas de Bobastro, en las mesas de Villaverde y la vertiente derecha del desfiladero de los Gaitanes con el ya muy deteriorado (por el abandono de mantenimiento por la compañía eléctrica que lo mantenía) Camino del Rey.

Recorte de prensa que recoge el acto de cesión al Ayuntamiento de Ardales.
 

Para 1989 ya eran más de 85.000 personas las que habían visitado el Parque Ardales en el pantano, el turismo iba en auge[3]. Mientras, en El Chorro si apenas se dejan ver algunos turistas, solo los montañeros continuaban con sus actividades de escalada tanto en los Castillones como cada vez más en el desfiladero por las ventajas y facilidades que ofrecía las pasarelas del Camino del Rey para acceder a las vías de escalada.



[1] Diario SUR de 25 de noviembre de 1986

[2] En 1986 aparece un croquis-guía del Parque Ardales, mostrando los puntos de interés de la zona y la ubicación del Parque recreativo, Control de acampadas y una oficina de turismo elaborado por P. Cantalejo, verdadero impulsor del desarrollo de toda esta zona y otras de la comarca.

[3] Diario SUR de 14 de octubre de 1989, pág. 13